La necesidad de mayor capacidad impulsa el desarrollo de unidades de almacenamiento SSD mayores y la muerte acelerada del almacenamiento mecánico.
La historia no es nueva en absoluto. La industria tecnológica, lleva décadas en una carrera sin fin, en busca de mayores capacidades.
Hace 30 años, cuando los primeros ordenadores “personales” salían al mercado, la contabilidad de una PYME cabía en uno o varios discos de 320 KB. Aquellos antediluvianos ordenadores no disponían de disco duro, y todo se almacenaba en disquetes flexibles de 5 ¼ pulgadas, que había que tratar con sumo cuidado pues no eran más sólidos que un par de cartulinas.
Con el tiempo, los discos duros, antes diseñados para entornos mainframe, se popularizaron y la carrera dio oficialmente la salida.
Desde hace prácticamente una década, los discos duros, han ido aumentando su capacidad hasta contar con discos de hasta 10 TB a un precio accesible al gran público.
El problema de la tecnología en la que se basan los discos mecánicos, es que el aumento de capacidad no se ha visto compensada con un aumento acorde en velocidad. Ello ha propiciado el despegue de otras tecnologías como la que da lugar a los discos SSD.
Tradicionalmente, el problema de los discos SSD es que el coste por GB es mucho mayor que en el caso de los discos mecánicos y habitualmente, hasta la fecha, el tamaño que se comercializa para este tipo de discos suele estar entre 250 y 900GB. Hablamos de que un disco diez veces menor en tecnología SSD puede costar sensiblemente más que el de tecnología mecánica.
Este factor ha provocado que surjan tecnologías híbridas de almacenamiento empresarial, donde se mezclan los discos y se mueven las porciones de datos más demandadas a los SSD (discos caros) mientras que las menos solicitadas se depositan en discos mecánicos.
Pero esto va a cambiar muy pronto: Seagate, en una feroz batalla con otros fabricantes del sector, es la última en anunciar lo que verá la luz en unos meses.
En principio (como casi todas las tecnologías) destinado a uso empresarial para DataCenter, se ha desarrollado un disco SSD de 60TB en una sola unidad con formato 3 ½”, o sea, el tamaño habitual de un disco mecánico tradicional.
Aunque el precio no ha transcendido, el coste no estará al alcance del público, y se destina a centros de datos, donde la densidad y necesidades de velocidad y capacidad son terriblemente exigentes.
Pero como el resto de tecnologías, en pocos años, este tipo de unidades se va a popularizar con un precio accesible al mercado general, con lo que este anuncio acaba de anunciar, de forma indirecta, la muerte de los tradicionales discos mecánicos, porque ya no se trata de que los discos de estado sólido ofrecerán más velocidad y fiabilidad, sino también mayor capacidad y esto ocurrirá probablemente en menos de dos a tres años.