Internet era una magnífica idea: Hasta que los humanos empezamos a utilizarla

Internet

Internet era una magnífica idea: Hasta que los humanos empezamos a utilizarla

Internet: el invento para “vomitar odio”

Es probable que no te suene su nombre, pero, Tim Berners-Lee, es el inventor de la World Wide Web.

En recientes declaraciones, poco menos que se echaba las manos a la cabeza, al ver cómo los trolls, se multiplican, amparados en el supuesto anonimato que ofrece la tecnología.

Tim, dice que su invento era para “hacer cosas buenas” y realmente ha sido algo que transformó el mundo para siempre y en muchos aspectos para bien.

El problema es que un gran invento, suele prostituirse en casi todos los ámbitos de la vida y este no ha sido una excepción.

Y cuando hablamos de la Web, hay que extender que ocurre lo mismo con el resto de protocolos, aplicaciones y usos varios de Internet, bien sea Whatssapp, Facebook, foros, el denostado IRC o los Blogs, por poner algunos ejemplos.

Quien, por la calle, en muchas ocasiones, no se atrevería a sostener tu mirada, a menudo se envalentona soltando atrocidades y odio sobre personas, ideas, instituciones y cualquier elemento que no sea de su agrado.

¿Debería de ser reinventada, Internet, para prevenir este tipo de usos? ¿O incurriríamos en otro problema, mayor si cabe, ante la potencial censura de un “gran hermano”?

Tanto nos hemos acostumbrado a leer, ver y escuchar atrocidades y despropósitos, que ya no nos es extraño nada.

Incluso el periodismo, antes fuente de fiabilidad y reflejo de la verdad (con sus siempre habituales tintes políticos e ideario tras cada publicación que son sanos), se ha tornado desde hace años, en una carrera por publicar, casi, cualquier cosa con tal de acaparar atención, visitas y ruido mediático, cuando no se usa como cortina de humo para tapar las más grandes barbaridades.

Los intereses, el consumismo exacerbado, aquello de “cualquier cosa vale con tal de ganar” o la falta de escrúpulos, parece haberse extendido en la sociedad y parece que nadie ve con ojos reprobatorios la pérdida de valores que, en el fondo, es el origen de esta selva digital.

Lo inteligente para solventarlo, probablemente, sería recurrir al sentido común, pero ya se sabe lo que dicen de él: “Es el menos común de los sentidos”.

Share This