La nube pone a dieta la infraestructura interna

La nube pone a dieta de la infraestructura interna

Una de las consecuencias de trabajar en un modelo basado en la nube tiene que ver con la menor necesidad de potencia de cálculo, memoria y almacenamiento de los sistemas locales en las empresas.

Nos hemos acostumbrado a trabajar, desde hace décadas, con PCs, que disponen de un nivel de potencia, tamaño de almacenamiento y memoria muy importantes, lo que redunda en un volumen de inversión del mismo nivel.

Cuando se trabaja con un entorno Cloud, las aplicaciones se procesan en los servidores de la nube. Los datos se almacenan allí “arriba” y por tanto los equipos con los que trabajan los usuarios son meros “ventanales” que nos permiten proyectar la parte de la nube que utilizamos en nuestras pantallas.

Siendo esto así, es lógico pensar que podemos adelgazar la infraestructura local y por tanto, poner a dieta el presupuesto de licencias y hardware asociados a estas partidas.

Si un PC “normal” puede costar entre 300 y 700 € (incluyendo licencia de S.O.), en un modelo cloud, hablamos de dispositivos que rondan los 100-200€ (también licencia incluida).

Ni comentar que el ahorro es muy importante, pero si incluimos los costes de instalación de unos y otros o la obsolescencia de una plataforma tradicional frente a la nube, la diferencia aun es más ostensible, por lo que deberá ser objeto de estudio a la hora de plantearse la migración a la nube.

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