En un mercado donde los nuevos vocablos aparecen como las setas en otoño y donde la innovación es la única ley vigente a nivel mundial, encontramos que los genios del marketing aprovechan a vender manzanas, si resulta que es lo que hay que vender, aunque para ello haya que denominarlas “melones de la Isla de Turungueti”.
Y es que empieza a ser recurrente ver ofertas de entornos IaaS, en las que incluye un tipo de backup denominado “Snapshot” (ahora explico este lidiado con dichos melones de Turungetui).
Una snapshot, que se suele traducir como “instantánea de volumen”, no es nada más ni menos que una especie de “foto” que se hace de un sistema de almacenamiento y que se guarda en el propio sistema de almacenamiento.
Intentaré explicarlo mejor, intentando no entrar profundamente en aspectos técnicos:
Cualquier archivo se guarda en disco en bloques (trozos) de forma que, un solo documento de Word o cualquier foto, ocupa varios bloques. Cuando abres la foto, el sistema recupera del disco esos bloques y recompone la información para mostrártela.
En un documento, pongamos una carta, una vez almacenada, es probable que a futuro se modifique pero casi seguro que va a ser una modificación en una parte de la misma, y no va a ser una modificación total, en la que no quede nada de la carta original.
Pensando en ello, una snapshot, digamos que recuerda qué bloques componen el documento. Si posteriormente a la realización de la snapshot, se realiza alguna modificación en el documento, se almacenan aparte los bloques modificados.
Si hace falta recuperar una versión anterior, el sistema escogerá los bloques necesarios para recomponer el documento acorde a la versión y fechas requeridas.
Visto así, se puede ver como una copia de seguridad, dado que nos permite viajar en el tiempo y recuperar un dato, archivo o volumen en una fecha pretérita. El problema radica en que la denominamos copia de SE-GU-RI-DAD (nótese el énfasis en esta palabra).
La snapshot “vive” en el mismo disco o conjunto de discos que el resto de la información y por tanto un virus, un fallo lógico, o cualquier desastre en esos discos se lleva al traste tanto el documento como todas las snapshots que se hayan realizado del mismo. Resultado: estás en el hospital con una taquicardia y la tensión marcando máximos no visto ni por el Down Jones, mientras te repites alguna pregunta referente al lugar al que fue a parar toda tu información.
Esta tecnología de Snapshots, algunos proveedores de servicio como SomosCloud, la incluimos de forma gratuita, pero NO recomendada como método de copias de seguridad, sino para otros menesteres como pueda ser, a modo de ejemplo, el instalar parches sabiendo que si falla podemos echar el sistema atrás en el tiempo en un instante sin pérdidas de tiempo con garantías.
Lo que sí tiene que tener claro el cliente, es que esto NO son copias de seguridad, y sólo responden a ofertas en las que poco importa el cliente y sus datos y más el reclamo de un precio más bajo.
¿Y por qué más bajo? porque las copias, que se deberían de realizar ADEMÁS de la utilización de esta tecnología, requieren de copiar a sistemas de almacenamiento diferentes y muchas veces (la mayoría) de volverlas a mover o disponer de ellas en otras localizaciones físicas, fuera de los centros de proceso donde reside la información en producción.
Ello implica, para el proveedor de servicios, costes en líneas de datos, software, mucho más espacio de almacenamiento, etc…
Si topa con un comercial carente de escrúpulos, alegará que los sistemas son muy seguros, que son prácticamente irrompibles, que las medidas de seguridad son excelentes, pero, seguro que si el cliente trabajó en la torre Windsor y su famoso incendio, el triste acontecimiento del Word Trade Center o simplemente lleva años en esto de la tecnología, sabrá que no hay nada infalible y que es mejor prevenir, que curar.